sea nada de lágrima salobre,
ni siquiera una bruma tenue sobre
la superficie. Pero en otros casos
serían evidentes los fracasos
en distinguir la imagen, copia pobre
del lazo imaginario; tal vez obre
la distancia sin orden, cuyos pasos
se pierden entre el nombre y lo nombrado.
Haya mar más allá de estas menciones
o por debajo de ellas, sin cuidado
me deja. Mientras tanto, las opciones
me encuentran sin remedio de este lado,
donde sólo cavilan ilusiones.
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