jueves, 1 de abril de 2010

CORONA-3

Y anudaron desnuda con sus lazos
de ocultas armonías a la rosa
vestida de mujer. La mariposa
del aire fue temblor entre los trazos

repetidos de lívidos ocasos
sobre pétalos húmedos. Ansiosa,
si no fulguración, aura de diosa,
cáliz a flor de piel en los abrazos,

era un sueño de mares. Ahí estaba:
rosa, mujer, crepúsculo redondo.
Palidez de los dones: la miraba,

con alas de color algo más hondo
que el asombro, un insecto. Se insinuaba,
proporción y crueldad, nada en el fondo.

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