de ocultas armonías a la rosa
vestida de mujer. La mariposa
del aire fue temblor entre los trazos
repetidos de lívidos ocasos
sobre pétalos húmedos. Ansiosa,
si no fulguración, aura de diosa,
cáliz a flor de piel en los abrazos,
era un sueño de mares. Ahí estaba:
rosa, mujer, crepúsculo redondo.
Palidez de los dones: la miraba,
con alas de color algo más hondo
que el asombro, un insecto. Se insinuaba,
proporción y crueldad, nada en el fondo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario