jueves, 1 de abril de 2010

CORONA-4

De olvido la palabra, la vacía
consagración, el soplo fatuo. Tal
vez era menos mudo el mineral.
Quizá fuera mención, no de maría,

sino de una omisión que se cumplía
como un relato mítico del mal
y del bien. La palabra, casi igual
a las otras, no tiene, no tenía

qué decir de memoria. Frágil, hueca,
sonora, como todas las demás,
sólo se distinguía por la seca

constancia de sus sílabas. Quizás
alguna vez fue símbolo esa mueca
que ahora es el olvido o su disfraz.

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