Aquel sentimiento se repitió hace pocos días cuando una circunstancia inesperada me hizo recuperar la memoria del poema. Estos fueron los hechos: Hacia 1996 escribí Dolikódromo y repartí algunas copias digitales entre algunos colegas maratonistas, y olvidé que las había repartido. Con el tiempo, sumado a la colaboración de los virus cibernéticos y el desorden esencial de mis archivos, perdí o creí haber perdido esos quince sonetos encadenados por la rima. Hasta que el 29 de abril de 2011 acudí a la presentación del libro de Dante Aimino sobre la metafísica de Macedonio Fernández; entre los asistentes al acto se encontraba Conrado Arias, antiguo amigo, arquitecto en ejercicio y runner en retiro. Palabra va, palabra viene, en una amena conversación sostenida mientras compartíamos el consabido vino de honor (o la vicaria gaseosa) mencionó Dolikódromo con ocasional y ajeno propósito y declaró poseer una copia dedicada para su ‘uso personal’. Ese cuidado lleno de delicadeza hace posible que hoy pueda publicar estas páginas virtuales y ofrecerlas a la memoria de otros amigos que me inspiraron en mi actividad de corredor: Gumersindo Gómez, héroe indiscutido de mi adolescencia en la pista hoy arrasada del desaparecido Gimnasio Provincial Manuel Belgrano; Leopoldo Ledesma, padre de un compañero de colegio y grande del más grande atletismo cordobés; Guillermo Roldán, con quien compartimos muchas calles, muchas rutas y muchos asados; y todos los demás, dignos también del mejor recuerdo.
miércoles, 25 de mayo de 2011
DOLIKÓDROMO
DOLIKÓDROMO 0
Jovial azar fortuna salvadora
Sus traviesos reveses trasponía
Donde razón inmóvil deslucía
Y pies de corredor eran aurora
Futuros y pretéritos ahora
Son temporal abierto melodía
Y aquel que correrá fue quien corría
No ser sino carrera sin demora
Kilómetro a kilómetro programa
Por hacer por azar por competencia
Per joi e per de port o bien por fama
Traduce su agonía en resistencia
Mediando mediaciones una trama
De distancias enormes su existencia.
DOLIKÓDROMO 1
Jovial azar fortuna salvadora
materia forma fuerza y elemento
ligero andar azul y largo aliento
mientras piedad umbrosa fuego implora
caridad de graciosa jugadora
le dona sólo música y contento
rimas y ritmo viento y movimiento
y no quietud de ser que muerte adora
rayo jovial se nombra su tesoro
su paso en otros pasos otro día
era causa de aquel veloz decoro
por hacer por azar por agonía
con maneras pretéritas en oro
sus traviesos reveses trasponía.
DOLIKÓDROMO 2
DOLIKÓDROMO 3
Donde razón inmóvil deslucía
dicción contra dicción y contra canto
numeroso y estéril pero llanto
memoria sin memorias atraía
olvido tras olvido suponía
de tanto suponer supuso tanto
que dijo menos mal y mucho espanto
hueso de sombra entera sonreía
otros signos y luz otro paisaje
había sin embargo en esa hora
cuando largos kilómetros coraje
más allá de sus límites devora
devoraba con ánimo salvaje
y pies de corredor eran aurora.
DOLIKÓDROMO 4
y pies de corredor eran aurora
fulguración quizás de gloria inmensa
porque en aire y con aire sangre intensa
tenía y sostenía alentadora
sólo en respiración carrera mora
y más alta y mejor si más extensa
espíritu también cuando se piensa
y curso de discurso en curso aflora
alcanza entonces puntos irradiantes
deja de ser urgencia tentadora
y como en cuerpo amado hacen amantes
victoria toda sol reluce y dora
momentos inasibles y constantes
futuros y pretéritos ahora.
DOLIKÓDROMO 5
Futuros y pretéritos ahora
son leve cada uno de sus pasos
es capaz de victorias y fracasos
tiene menos y más y nada añora
mientras instante por instante explora
formas para mirar en otros casos
y esta aurora traer a sus ocasos
tiempo será que entonces rememora
no ha de ser siempre en hora clarobscura
ha de tener también su mediodía
ha de cursar sin sombra su estatura
y sus pies de correr algarabía
dibujan con sus pasos escritura
son temporal abierto melodía