lunes, 1 de octubre de 2012

Finalidad Sin Fin



FINALIDAD SIN FIN

            Me voy a permitir repetir algunos lugares comunes acerca de las relaciones entre dos o tres actividades humanas antes de leer un poema, o algo así, que puede entenderse como un corolario o una respuesta a esos estereotipos. Desde tempranos tiempos manifestaciones filosóficas, sean epistémicas o prácticas,  o bien han excluido la poesía (en un amplio sentido de la palabra) del conocimiento y la justicia o bien han pretendido asimilarla a uno o a otra, o a ambos. Heráclito, con su habitual mal humor, despotricaba: “Un saber múltiple no enseña la sabiduría. Si no, la hubiera enseñado a Hesíodo y a Pitágoras, a Jenófanes también, y a Hecateo”, maravilla retórica muchas veces repetida en la que se asimila el pensamiento del adversario a la ignorancia del poeta, pero no se quedaba ahí, sino que condenaba: “Homero merece que se le expulse de los juegos públicos y aun ser apaleado, y también Arquíloco. Los motivos de Heráclito contra los liróforos eran, según los entendidos, análogos a los de un discípulo de su discípulo Cratilo, el célebre Platón, quien ponía fuera de la jurisdicción de su República tanto a los poetas líricos que se demoraban en su intimidad y no atendían a las preocupaciones comunes, como al mismísimo Homero, maestro de la épica, por empezar su canto declarando las miserias de la guerra:
Canta, oh diosa, la cólera del Pelida Aquiles; cólera funesta que causó infinitos males a los aqueos y precipitó al Hades muchas almas valerosas de héroes, a quienes hizo presa de perros y pasto de aves
lo que cumplía también una función negativa respecto a la defensa de la ciudad y a los valores de la guerra (no debe olvidarse que el hipotético rey filósofo surgía de la casta de los guerreros: diríamos hoy que la filosofía era un posgrado del Colegio Militar), trayendo pesar sobre madres que habían perdido sus hijos, viudas, huérfanos y demás deudos, y en general dejaba fuera de las murallas y la ley a los autores de ficciones, incluso los autores de ficciones realistas, por apartarse de la justa y debida verdad, que era sin más la verdad de la filosofía platónica, de cuyos cultores saldrían, según se afirma en El banquete, los mejores cómicos y los mejores trágicos, que serían según colijo aquellos poetas admitidos en la República para cantar la gloria de dioses y héroes locales y anatematizar todo lo que apartara de su culto. Aristóteles, algo más sutil, pero no sin recordar en su momento la fama de mentirosos que tenían los poetas, le asignó a la poesía un mayor grado de cientificidad que a la historia, al asignarle un campo más universal que el de los meros hechos, el ámbito de lo posible, giro con el cual  le sustraía el conocimiento de la cruda  verdad ,  ya sea porque exageraba las virtudes en la tragedia o porque agigantaba los defectos en la comedia. Y así, sucesivamente. Hasta llegar a Hegel, que le dejaba un alcance epistemológico superior al  de la religión y al de las ciencias experimentales, pero inferior al de la razón, poiesis de imágenes  para sujetos incapaces de conceptos y que debían conformarse con meras figuras, discurso sorprendentemente semejante a los que sostendrían después un Frege o un Carnap. En el otro extremo de la parábola se yergue Heidegger, para quien la poesía es la verdadera filosofía, poder demiúrgico que disemina el ser sobre los opacos entes, va más allá del romántico poder legislador que pretendía otorgarle Shelley, y reúne la inocencia con el peligro, lo cual implica una estetización de la práctica, que no me parece en grado alguno recomendable, vistos los ejemplos del artista Claudio  Nerón o del pintor Adolf Hitler o de otros que han concebido  la política como espectáculo y al espectáculo como literalidad y no como metáfora. Entre tantos, y a mi juicio y en la crítica de mi juicio descuella Kant, quien comprendió tanto la mutua autonomía de la actividad científica y la actividad práctica, aun cuando otorgó primacía a esta, como la autonomía de la actividad poética (si es que nos atrevemos a llamarla así, siguiendo el uso de Oakeshott, quien en el siglo pasado reafirmó la pluralidad de voces en la conversación de la humanidad) frente a los fines tanto científicos como morales y políticos. Esa ‘finalidad sin fin’ urdida en la Crítica del Juicio coincide, desde mi punto de vista, con la postura de Heráclito y de Platón, aunque difiere en el énfasis, quizás porque Kant propendía a la paz y al pluralismo y para aquellos griegos ‘pólemos’ no era sólo un tropo. La poesía no obedece, en efecto, ni a las leyes de la ciudad ni a los preceptos de la ciencia, pero no es menester  enojarse por eso, porque tampoco desobedece esos mandatos: se trata de otro asunto. La poesía, en cuanto tal no interpreta la realidad ni la transforma, sino que se toma vacaciones de ella: es la niebla de Auden o el descanso del caminante de Bioy Casares, en fin,  la Finalidad sin Fin.

Finalidad sin fin


Otros dirán la guerra y sus metales.
Yo he desertado y cruzo la frontera
Detrás de mi señora pensativa.

 

Leopoldo Marechal


Quien mire para ver, no vea nada.
Y que el acaso premie la mirada
De quien ve sin mirar, ojo inocente.

No tiene fin el ritmo del poema.
No camina con rumbo definido.
No busca la verdad ni nombra el ser.
No da razón del hombre ni del mundo.
No reclama justicia ni clemencia.
No propone la paz ni la esperanza.
No proclama la muerte ni el olvido.
No repone los dioses ni el recuerdo.
No pide la memoria ni la fama.
No encuentra la medida ni el sentido.
No se detiene, inmóvil, en el tiempo.
No tiene fin el ritmo del poema.
No niega por negar ni afirma nada.

El poema de amor, aunque enamore,
No dona el corazón ni condiciona
Con sentimiento alguno su sentido.
Igual que en el amor, en otros temas
El mundo (lo que sea) le es ajeno.

Fábula, se presenta como fábula.
Y rechaza el deber, la moraleja,
Porque no es su virtud, pues en tal caso
La más alta virtud llega a ser vicio.

No se nombra por otro. Es por sí mismo.
No tiene causa. Tampoco tiene efecto.
Tal vez no tiene ejemplo. No lo aduce.
Ni cicatriz ni rastro del origen.
No niega por negar ni afirma nada.

El poema discurre su existencia
Como un antiguo huevo cosmogónico
De sí mismo a sí mismo en las palabras.
Crece por negación de cada límite.
Converge en afirmar su divergencia.

El poema no reina en este mundo.
El poema no inicia en los arcanos.
El poema sin dioses contra dioses.
El poema sin voz en la república.

Diferente de todo. Sin excusa.
Su actualidad desprecia la potencia.
No quiere ser, no ser ni ser a medias:
Por sólo ser, el ser le es irrisorio.
Y que el acaso premie la mirada
De quien ve sin mirar, ojo inocente.

No opone las palabras y las cosas
Ni confunde las cosas con palabras.
Se conjuga tan sólo con palabras
Que entre palabras crecen y florecen.
Que las cosas se entiendan con las cosas.
El alma con el alma. Dios con Dios.
Y el poema sin fin con el poema.

No niega por negar. No afirma nada.
Espléndido jardín. Rosa sin tiempo.

Y todo de papel, aire sin humo,
Guerra sin sangre, fuego de artificio.
Instrumentos inútiles, metáforas
Que no buscan ni otorgan referencia.
Crepúsculos eternos y baldíos.

La palabra impotente y desvalida
Que no arroja la flecha de la muerte,
Que no inquieta la sangre de la amada,
Que no mueve montañas ni hace luz,
Que no estuvo al principio ni está al fin.
La más vana. Y el aire se estremece.

Vibración vertebral sólo poema.
Extremada ficción. Escalofrío.
Peligrosa inocencia, porque cruza
Los límites morales; bien y mal
Ignoran su figura y los ignora.

Indescifrable don de la gramática.
No encierra maldición ni bendición.

Finalidad visible del poema:
No tener fin motivo ni propósito.
Apuntar al vacío. Traspasarlo.
La música es el fin de la guitarra,
Pero el fin de la música es la música.

Quién mire para ver, no vea nada.
Que la ceguera cubra su egoísmo.
Quien se quiera mostrar, que se sepulte.
No hay premio más precioso que el fracaso
De las ansias serviles o servidas.

Ojos para mirar, no los tenemos;
Pero vemos y entonces nuestros ojos
Habitan y toleran la mirada.
El poema es visión en el idioma,
No mirada tendida hacia una causa.
Sólo porque hay poema, las palabras
Llegan a ser estrellas y galaxias.

Y que el acaso premie la mirada
Del que ve sin mirar, ojo inocente.
Sin buenos, y sin malos, sentimientos.
Al margen del poder y de la historia.
Sin amos. Sin esclavos. Sin negocios.
En el ocio excelente del poema.
Finalidad sin fin. Ala ligera.
Vuelo del ángel libre y temerario.
Congoja de herramientas y patrones.
Gracia del arte y arte de la gracia.
No niega por negar ni afirma nada.
Permanente ocasión del infinito.

Daniel Vera
Córdoba, 1982-2012

jueves, 20 de septiembre de 2012

Vera y Mago

A

Algo cómico Vera, nada aciago,
Pasa por viejo, casi por antiguo.
Divisible por mil, pero no ambiguo:
Más bien indefinidamente vago.

¿Qué imagen hace uno Vera y Mago?
Quizás la que está ausente; rastro exiguo
Perdido en multitud. (Pero averiguo
Lo que sé que no sé. Tenaz indago

Tiempo y espacio, signos de memoria.
Inútil busca llevo: no aparece
Verónica) . Difusa luz, escoria

Sobre sombras pretéritas se mece.
En cualquiera de ellas, ya ilusoria,
La luz, la misma luz, se hunde y perece.


B

Rastro ni rostro fidedigno ostenta.
Desvíos por desvíos multiplica.
Imagen con imágenes explica,
Pero verdad ninguna representa.

Huye. Y en ese huir quieto se sienta.
Fuga y no fuga. Nada significa,
Porque se sigue todo, y esto implica,
Junto con la veraz, la fraudulenta

Imagen del autor. Un solo Uno,
Que no obstante se ve como cualquiera.
Indiscernible alguno por alguno

De tantos infinitos. Se dijera
Que entre número innúmero es ninguno
Y sin imagen va por tanto Vera.


C

Para ser o no ser iconoclasta
Y no por eso ser desemejante
En su larga constancia de inconstante
No mirar su mirada no le basta.

Sus ojos sin embargo poco gasta.
Olvido su memoria, por delante
tiene un silencio lúcido y brillante.
Distancias enigmáticas devasta

Por no saber cuál es la verdadera
Imagen. ¿Ha de ser una o ninguna?
A todas las celebra y a cualquiera.

Largo el dilema, breve la fortuna
Y la dicha posible es esa espera
Mira la luz del sol noches de luna.


D

Imagen no es Imagen Verdadera
Por definición. Pero semejanza
Se ofrece sin imagen: Su balanza
Gradúa con la ausencia. Pareciera

Que no tener imagen se pondera
Como bien superior, y su alabanza
Con obscuras metáforas alcanza
Monumentos enfáticos. Manera

No tiene de saber lo que hay de cierto,
Si saber es imagen positiva.
No ha de ser, por supuesto, nada muerto

Lo que dice tenaz palabra viva.
Y no ha de ser ni sombra ni desierto
Sino omisión mayor y más furtiva.


E

Nunca visto sudario que sudara
La imagen verdadera, fiel y suya.
Lo menos por decir, mientras no huya
Como la luz que huye de su cara

O sólo se diluye y se separa
De cualquier relación que se atribuya
Parecer con su ser o que la incluya
En algo que con algo se compara.

Más bien es nada. Nada parecido.
De presunta Verónica ni seña.
Y no será. Y no es. Y nunca ha sido.

Humo. Ceniza. Llama. Fuego. Leña.
Pero un único símbolo perdido
del rastro de su rostro lo desdeña.


F

No soy, pero tampoco me imagino
Ser imagen alguna. Magia breve
Sin medio que la traiga o que la lleve
Hasta alcanzar la forma del destino.

Pero el ojo distingue su camino
Y camina por él, porque se atreve
A no tener siquiera signo leve
De favor demoníaco o divino.

No soy, entonces, símil ni facsímil
Visible ni invisible. Pero veo
(y resulta metáfora, no símil)

Victoria tras victoria. Balbuceo
Lengua de incierta fábula. Disímil
Deseo de deseo. Y su trofeo.


G

Ser o no ser. Mejor: ser y no ser
Visión, fantasma, sombra, aparecido.
Ser pero nunca imagen, y no sido
No ser neto en imagen darse a ver.

Lo describe y no muestra parecer
Su dialéctica equívoca. Se ha perdido
En mirada despierta ojo dormido.
No será lo que sea. No tener,

Por lo tanto, otra fórmula que esta:
Es lo que no se ve cuando se mira.
Es pregunta que sirve de respuesta:

Muestra lo que no sabe y lo que admira,
Porque luce su duelo como fiesta
Y cuando se aproxima, se retira.


H

Otra Alicia. La Alicia del espejo.
Memoria que mirada se deforma
Y no sólo inversión tiene por norma,
Sino todos los giros del reflejo.

De todos y de nadie tiene un dejo
Y no calza su pie ninguna horma.
No tiene imagen, aunque tiene forma
Propia, más bien asombro de perplejo.

Mira sin ver. Ve sin mirar: despojos
De antiguas guerras: Triunfos y también
Derrotas. Nada más hallan sus ojos.

Alicia, para mal o para bien
Se esconde hasta en sus mínimos antojos.
Llega a ser alguien, pero ignora quién.


I
De ser alguna imagen enemiga
A no ser una imagen verdadera
No hay un ínfimo espacio y no se espera
Que por causa o razón alguien consiga

Imagen de verdad también amiga.
Es, por lo tanto, utópica quimera
O bien (o mal) irónica manera
De ser o de no ser lo que se diga

Sin que una paradoja lo limite.
Imitación tampoco corresponde:
Imagen imagina, no repite.

¿Qué, por qué, cómo, quién, cuándo ni dónde
No sabe no saber (y no lo admite)
Ni tiene fundación que no desfonde?


J

Ver o no ver- Ser visto. No ser visto.
Ser y nada. Los ojos del infierno.
Huis clos. Son los demás. Ninguno tierno.
Ellos ven que me ven: por tanto, existo.

Existo como cosa, luego disto
De aceptar su dictamen. Y me cierno
Sobre ellos y mirándolos gobierno
Su existencia de objetos. Imprevisto:

Yo veo a quien me ve como me ve.
Cada uno para otro. Para mí
No es para sí. Eso es todo lo que sé.

Yo no soy para mí en su para sí.
Imagen es defecto. Se hace qué,
Pero es falta de quién, ahí y así.


K

Una supuesta imagen. Por supuesto:
Con la marca del tiempo, ese detalle
Que lo acompaña impávido, se halle
Donde se halle. Detalle, quizás gesto,

Pero nunca carácter. Mero resto
con que marcan sus pasos sierra y valle.
Notas al pie, memorias de la calle.
Otra imagen persigue deshonesto

Su anhelo paradójico: un retrato
Sin tiempo, que reuniera sus edades
En una sola máscara. Arrebato

De inútiles imposibilidades.
A nadie se concede ese formato
Mientras habita efímeras ciudades.


L

Río inmóvil. Imagen fugitiva.
La eternidad del tiempo es el espejo
Donde busca impaciente ese reflejo
Que devuelva a sus ojos, cierta y viva,

La imagen imposible que objetiva
Sus pulsiones más íntimas. Perplejo
Ve como se diluye ese bosquejo
En borrones de sombra subjetiva.

Fracasa imaginario Paraíso
De sujeto y objeto conciliados.
Lo que alcanza no es uno ni preciso.

Pero sus rasgos son afortunados:
No se cumple destino de Narciso
Ni se cuenta entre tantos ahogados.


M

Humor menos agudo que siniestro.
Como bien dice: cómico y obtuso.
Como mal dice: recto y sin abuso
De ángulos favorables. Gran maestro

De absurdo y sinrazón, pasa por diestro
En malabares lógicos al uso
O más bien en dialéctico y confuso
Decir, por no decir aire sin estro.

¿De que modo buscar lo que no existe?
Filosofar alcanza y tal vez sobra
Para ir tras de no ser que de ser viste

Y usurpa fama y nombre. Dicho y obra
Son en tal caso nada que persiste
Si el lenguaje de sí no se recobra.


N

No conozco la imagen verdadera,
La que Dios, de mirar, hubiera visto.
"Me ves", yo le diría, "luego existo",
Si tal ser percibido se cumpliera.

Otros me ven. Vería, si quisiera,
También yo mis imágenes. Insisto:
Ninguna verdadera. No estoy listo
Para ver el que soy, aquel que era

Y el otro que será con la mirada
Singular y apodíctica de Dios.
No veo lo que vi. No veré nada

Siquiera parecido: voy en pos
De Quimera que al ser interrogada
Se mira en mí, y en tí y en sí y adiós.
  

domingo, 1 de enero de 2012

LAS LEYES LIBERTAD

Alción Editora publicó Las Leyes Libertad en l993. Casi veinte años después no me atrevo a tocar nada de lo que entonces escribí, y esta aparente sumisión es también una ley de la libertad: acordar con una elección anterior.

Daniel Vera

LAS LEYES LIBERTAD i

Dedicatoria
En memoria de Luis López Legazpi, para quien la libertad era condición de todas las posibilidades.

LAS LEYES LIBERTAD ii

Prólogo

Si tiene libertad,
ninguna ley. No ser
voluntad de poder.
¿Por qué fatalidad
tiene que ser verdad?
Quiere. No quiere. Sabe,
por augurio de ave,
no saber. Pero muere.
Ser enigma prefiere.
No revelar su clave.


a

Soberana belleza.
Peligroso destello.
Te toma del cabello.
Te corta la cabeza.

b

¿Qué perfecta venganza
le dio vida y olvido
y ser de no haber sido?
¿Quién la llamó esperanza?


LAS LEYES LIBERTAD iii

Cinema

Cada tiempo es espejo
móvil de eternidad.
Platón y su verdad
con inverso reflejo
en ardua trama dejo.
Ya no cabe esperanza
sino, más bien, semblanza
de gesto incierto y ciego
que ayunta tropo griego
con angustia y tardanza.

a

Once I loved a rabbit.
Now, she is a toon.
Now, I am a word.
We are blank and silence.

b

Sola lección de abismo:
Sin yo ni tú: nosotros:
Sin él y sin los otros:
Eternidad: Lo mismo.

LAS LEYES LIBERTAD iv

Dios, dioses

Nombra primera vez
lo que antes nadie nunca...
Frase dócil y trunca
descubre candidez
de lenguaje: Doblez.
Dice "nombro". No nombra,
sólo engaña y asombra.
Se atreve a preguntar:
¿Qué sería nombrar
entre sombras la Sombra?

a

Quizás fueron amores
vencidos por la trama
del tiempo. Si los llama,
¿los quiere vencedores?

b

Con ídolos figura
imágenes en calma
de consuelo sin alma.
La tragedia perdura.

LAS LEYES LIBERTAD v

Mediterráneas

I

Por orígenes, nada.
Por fines, hombre muerto.
Camino mi desierto
con carne deslumbrada
por luz enamorada
de mujer. Desatino
se reduce: destino.
Nada. Muerte. Y en medio
palabras con asedio
de tenue amor marino.

a

Lejos mar y tan lejos
de cielo cuánto mar
mira y mira mirar
cielo y mar: sus espejos.

b

Memoria de María.
De tal vez y quizás
no recuerdo. ¿Qué más?
Mares de me-moría.

LAS LEYES LIBERTAD vi

II

Leopoldo Lugones

De lejano, profundo
mar, celeste metáfora
de galaxia y anáfora
de cielos. En su mundo
redondo pero inmundo,
ínfimo se ilumina.
El poeta camina
como un escarabajo
y mira desde abajo
del mar la luz marina.

a

En orillas de mar
alguna canción llora,
pero otra se enamora.
¡Quién pudiera llorar!

b

Arena y sol. No más.
La muerte, siempre terca,
las palabras acerca.
Y ella viene detrás.


LAS LEYES LIBERTAD vii

Intempestivas

i

No seré en el futuro
ni he sido en el pasado.
Pisaré lo pisado
sin pausa y sin apuro.
Por instante maduro
de presente, decido.
Si no seré ni he sido,
soy no ser. Por ahora,
algo más no se ignora.
Nadie ha sido aludido.

a

Las leyes libertad
no prohiben sentido
y son lo prohibido:
Su posibilidad.

b

Posibilidad. Quiero,
si puedo, voluntad
de querer. Por mitad
me alegre desespero.

LAS LEYES LIBERTAD viii

Intempestivas

ii

Lo que no es tiempo, pasa
también por tiempo, como
si gravedad de plomo
hiciera de su raza
seres de varia traza,
incluso celestiales.
Pero si manantiales
de quietud o fulgor
brevísimo de amor
son tiempo: ¿Qué otros males?

a

Ayer. Penas recuerdo.
Mañana. No imagino.
De no hacer mi camino
hoy, otra vez me pierdo.

b

Regresará, tal vez,
con otra melodía.
Y no estaré ese día.
Y tampoco después.

LAS LEYES LIBERTAD ix

Intempestivas

iii

Ya tarde, casi viejo,
me enamoró una sombra
cuyo nombre la nombra
con rigores de espejo.
Adverso, no me quejo
de edades ni de estado,
porque tiempo es pasado
dejando su presente.
No tiene amor ni siente
por él ningún cuidado.

a

No regresa alegría.
Acaso nunca llega.
Es algo que se niega
con dolor cada día.

b

Como relación trunca
de amor que es amor arde
se dice: nunca es tarde.
Y tarde será nunca.

LAS LEYES LIBERTAD x

Intempestivas

iv

Si el poeta envejece
-calidad de precario-
se vuelve solitario
y su voz estremece
cada sombra que crece.
Día tras día tema,
pero es noche su emblema.
En luz descubre el arte
sólo mínima parte
de sombrío poema.

a

Envejecer. Morir.
Apenas otra cosa.
Porque un día, una rosa,
y otro día, partir.

b

El cuerpo, sin embargo,
tienta menos, quizás,
que el alma: ella jamás
quiere pasar de largo.

LAS LEYES LIBERTAD xi

Pie menor

Pequeña melodía.
Versos de pie menor
tendenciosos de amor
y de melancolía.
Tiene filosofía:
Piensa que metro breve
hace también más leve
su condición de pena.
Pero pesa, condena
cualquiera que se lleve.

a

Arenas amarillas.
Relojes sin horario
discurren solitario
fervor de redondillas.

b

Días y meses: años.
Tiempo. Miro por dentro.
Su sentido no encuentro.
Sólo ritmos extraños.




LAS LEYES LIBERTAD xii

Wer redet, ist nicht tot

a Susana Romano

Palabras. No morir
una y mil noches más.
Y ninguna capaz
de amar, ser o vivir.
Se puede sonreír
y contemplar desierto
mil veces y una. Cierto.
Suerte de Scherezada
repito en otra nada.
Quien habla, ya está muerto.

a

Te prometí, mi amada,
hacer un monumento.
Cuento la historia, cuento
las sílabas. Y nada.

b

Hablar no significa
vivir. Es más o menos.
¿Son ámbitos ajenos
y ninguno se explica?


LAS LEYES LIBERTAD xiii

Certeza paradoja

Seguro. Ya no dudo
ni sueño estar despierto.
No puedo no estar muerto.
No respiro. No sudo.
Soy ciego. Sordo. Mudo.
La palabra me arroja
certidumbres y aloja
todo este hablar difunto.
Ya sé. Ya no pregunto.
Me encarno paradoja.

a

Fragmento de certeza.
Minúscula mesura.
Fórmula de locura
o quizás de belleza.

b

En paradoja muestra
de manera muy clara
que, ni común ni rara,
la verdad es siniestra.


LAS LEYES LIBERTAD xiv

Lumbre

De lejos llegan voces.
Transcribo. No conozco
De tanto rumor hosco
fin ni origen. ¿Son dioses
o demonios atroces
que dibujan en-sueño?
Enigma no pequeño
y ajeno mi destino
de cifrarlo. Camino
por llamas y soy leño.

a

Palabra o verbo, pero
no término: el azar
me define. Contar
con otro dios no espero.

b

Amor a lo lejano.
A lo desconocido
por razón y sentid0.
Pasión: no ser humano.


LAS LEYES LIBERTAD xv

Anfibología

Entre dos disciplinas:
ésta de amor, emblema,
y aquella, de poema.
Figuras asesinas
o formas cristalinas
de dolor y de muerte.
Mi voz en pena advierte
ninguna diferencia,
amor, entre tu ausencia
y llanto que se vierte

a

En amor y escritura
cabe toda delicia.
La lectura, caricia.
La caricia, lectura.

b

En amor y escritura
cabe toda la pena.
La lectura, condena.
La condena, lectura.


LAS LEYES LIBERTAD xvi

A batallas de amor, campos de pluma

Si me encuentras, te encuentro.
Jazmín o rosa negra,
lo que somos, se alegra.
Nuestras lenguas, un centro,
dialogan por adentro
cada una de otra. Suma
voz cada voz. Espuma
de luz y luna vana
y alondra, la mañana
pace en campos de pluma.

a

Mucho mejor tenerte,
sería, que esperarte.
De ahí que en-amor-arte
cuando te toma, acierte.

b

Toma el todo por parte
y la parte por todo
y cree de ese modo
poner en amor arte.


LAS LEYES LIBERTAD xvii

Olivas

Olivas tales hechos
mejores que primeras:
de piernas y caderas
a vigorosos pechos.
Si con tiernos acechos
de mano dan en boca,
otra boca provoca
fulgurante saliva.
Explosión. Letra viva
por textura barroca.

a

Mujer de tez oliva
de ¿qué sueño? despierta.
Lleva mi letra muerta
sueños de letra viva.

b

Suave piel avanzaba
con olivas de nieve.
Y luego un beso breve
glaciares incendiaba.


LAS LEYES LIBERTAD xviii

Vísperas

Vísperas. Deliciosa
solicitud de espera.
Verdad toda quimera.
Prodigio cada cosa.
Noche de luna y rosa
mañana ya habrá sido.
Después de sucedido
y muy lejos del sueño,
mausoleo pequeño
para laurel y olvido.

a

Sueño contigo yo
antes de venir tú.
Sueña conmigo tú
antes de partir yo.

b

Es mejor ser olvido
que laurel. Nada más
deseo que esa paz
de no ser algo sido.

LAS LEYES LIBERTAD xix

Más acá de la muerte

Memoria de lejano
amor que por ser tanta
ya no recuerda: canta.
¿Y el amor? Un arcano.
La noche de verano
sueños extraños gesta
y hace de sombras fiesta
y fuego. Desolado
reclama mi costado
¿a quién? una respuesta.

a

Junto con otras doce
semejanzas de tiza
misterios de ceniza
y ave Fénix conoce.

d

Cenizas han brotado.
Misterioso trofeo
y anhelante deseo
de polvo enamorado.


LAS LEYES LIBERTAD xx

Actualidad

Esperanza donada
por época concisa:
Destierro de la risa.
Ante varia mirada
sólo un paisaje: nada.
Meras operaciones
de tristes ilusiones.
Y ninguna alegría.
Grave monotonía
gris. Decoloraciones.

a

Orden: Polvo y ceniza.
Y desorden: Tragedia.
Mejor una comedia
y MORIRSE de risa.

b

Por eterno retorno
dioses -y también hombres-
se hacen olvido: nombres
y prácticas de adorno.


LAS LEYES LIBERTAD xxi

Todo, menos la canción

Bruma brama y en broma
resuelto corazón
de naipe de cartón
tiembla como paloma
y a risa se lo toma.
Corazón de baraja
prepara su mortaja
de azar o lo que fuere
y paloma se muere
de cartón en la caja.

a

Entonces su palabra
dice -y suena profundo-
que vida, dios y mundo
son un abracadabra.

b

La risa como purga
utiliza al final
-eco del carnaval-
una lejana murga.


LAS LEYES LIBERTAD xxii

Metafísica

Sin humor ni sentido
la razón metafísica,
flaca, frágil y tísica,
no quiere ser olvido
ni nada divertido.
Porque, en fin, ¿qué divierte
sino aquello que advierte
con voz menos que seria
la irrisoria miseria
de ser para la muerte?

a

Juramento de eterno
amor será cumplido
por no ser exigido
después de algún invierno.

b

El humor de sentido
fino, y también el burdo,
se muestra en el absurdo
del ganado perdido.



LAS LEYES LIBERTAD xxiii

Virtudes

Risa, tal vez, o llanto
Humor de cementerio.
Nada grave ni serio.
Y por amor, espanto
que rima con mi canto.
Sombra ni luz alumbre
senda de pesadumbre.
Costumbre, si virtuosa,
leve, alegre y graciosa.

a

Se conoce su oficio
corruptor: poesía
ofrece, y alegría,
pero no beneficio.

b

Hábitos aburridos
para nada geniales.
Y otros, también banales,
pero más divertidos.


LAS LEYES LIBERTAD xxiv

Libertad

Libertad de ninguna
ley o leyes precisa.
Más bien, cosa de risa
y mirada de luna
deja que su fortuna
cumpla con mano ciega
la negación. Y niega
la voz del opresor.
Es mujer, y en amor
alguna vez se entrega.

a

¿Libertad prisionera?
Con ignorancia grande
la confusión escande
Fin y Causa Primera.

c

Que sea libertino
si no puede ser libre
y en su música vibre
cumpliéndose el destino.